Ella se levantaba cada mañana, se peinaba su largo y hermoso cabello, maquillaba sus cejas y pestañas se aplicaba el lápiz labial, se miraba en el espejo …  ¡Y se veía tan fea!.

Había sufrido una grave tragedia al momento de su nacimiento. No nació como todos los niños, desde el vientre de su madre a las manos del doctor. Sino que salió del vientre de su madre y voló en medio de sus piernas, para sucumbir ante la ley de la gravedad y a causa del largo cordón umbilical ,que no la pudo sostener en el aire, fue a dar al suelo , estrellándose de cara, con tan mala fortuna ,que  desde ese día una cicatriz la atravesaba, desde la esquina superior de la frente, hasta la punta del mentón, motivo por el cual , decidió recluirse en su casa y salir únicamente para lo que fuera  absolutamente necesario. Siendo ya una mujer adulta , se la pasaba de la casa al trabajo y del trabajo a la casa, sin permitirse si quiera entrar a una cafetería, para pasar la tarde. Si alguna de sus compañeras de trabajo la  invitaba a salir, ella de inmediato rehusaba y  prefería pasarse el tiempo frente al televisor. Ya estaba cansada de que los hombres se burlaran de su apariencia, porque desde muy pequeña los niños en el colegio solían recibirla diciendo:    ¨- Ahí llego la cara de cremallera - ¨ y ella al escucharlo se entristecía a tal punto que apenas llegaba a casa,  terminaba encerrándose a llorar en su cuarto el resto del día. Y ya siendo grande no quería que la historia se repitiera, por eso  prefería decir que no.

Pero como  los hilos que tejen  el destino,  a veces se nos enredan en las manos y el visitante  mas querido no anuncia su llegada.  Una noche sin esperarlo, una carta se resbaló por debajo de su puerta. Con prontitud la abrió, teniendo la certeza de que era para ella, pues en ese piso no habían mas apartamentos  y  claramente se leía en el sobre que decía ¨5D¨  al abrirla  en su rostro se dibujaba una sonrisa , que mas bien parecía una mueca y un temblor suave en sus mejillas avisaba que las lagrimas seguirían  a la   brevísima alegría. Era  una carta de amor, que además traía en ella un fragmento de un poema de Gustavo Adolfo Becker :

¨Preguntas: - ¿que es poesía?-

Clavando en mi pupila  tu pupila azul

Y yo te digo: - ¿poesía?

¡Poesía eres tu!¨

Pero la felicidad de recibir una carta de amor,  que con tanta precisión se dirigiera a ella específicamente, entre todas las  mujeres de la ciudad y  cuyo  autor no revelara su nombre, era apenas  diminuta, comparada con la pena que le causaría, que aquel misterioso poeta enamorado, resultara ser un bromista furtivo, ansioso de carcajadas a expensas de dolores ajenos. Ya  era costumbre que los hombres  que la rodeaban, decidieran jugarle bromas, para que por un segundo, su corazón albergara la posibilidad de encontrar el amor, y al instante arrebatarle toda sensación, dejando escapar una estruendosa risa burlesca  que como una espada, salía de la misma boca que había lanzado la flor.

No iba a caer nuevamente en esos engaños, por eso rompió la carta y la tiró a la basura. Pero al otro día, una nueva carta apareció: ¨Si las noches en las que se alarga la ausencia de tu mano, me permitieran viajar por túneles de ensueño hasta tus brazos, yo  correría feliz hasta tu boca¨… La  noche siguiente una nueva carta y cada noche una mas. Hasta que pasadas dos semanas la mujer de la cicatriz , se sentía la mas bella entre las bellas y la mas amada y la mas admirada. y como ya dos semanas habían pasado en este viaje de palabras lisonjeras, el anónimo amante hizo presencia en la puerta y luego de dos golpes ella preguntó quién era, a lo que él con voz galante  respondió :

-¡Soy yo! ¡ El hombre de las cartas!

-¿El cartero?  ¡Tirela por debajo !    

Solicitó ella , sin advertir que quien estaba del otro lado, era el que las escribía y no el que las llevaba.
Aclarada la situación , dudaba  como nunca sobre si debía o no abrir la puerta, después de todo, no quería llevarse una mala sorpresa, y tampoco quería serlo para él, pues quien sabe si el sujeto era algún desprevenido caminante ,que algún dia la  vió entrar al edificio sin poder reparar en su cara y que al ver el cuerpo maravilloso del que era dueña ,había decidido pretenderla (Porque hay que aclarar que la falla, estaba solamente en la cara y todo lo demás se encontraba   más que bien ) .

No quería arriesgarse y no quería abrir la puerta. Fué necesario que el hombre insistiera casi hasta la madrugada con cancines y poemas  para que ella así lo hiciera y al abrirla, puso la mirada en el piso para que el rostro se escondiera bajo el cabello que se le venia a la cara ,sin embargo el con apenas el dedo índice de su mano derecha  primero apuntando al cielo, y después acariciando suavemente la mejilla izquierda de la  cara de cremallera, logro que levantara el rostro. Y ella  cuando se encontro con los ojos fijos que la miraban como desnudándole el alma no hallo más palabras para decir que:

-          ¡Si , yo se que soy fea! ¿y que?

No era la forma de  hablarle por primera ves  a su galán y probablemente ante  ese rostro y ante ese recibimiento cualquier hombre se habría espantado, pero él no. 

Se acerco a ella y después de robarle un beso cerró el encuentro diciendo:

-Si pudieras verte, como yo te veo... ¡Que hermosa te verias!

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